Uno de cada tres jóvenes franceses escuchaba un programa radiofónico titulado Salut les Copains, de la emisora Europa 1, dedicado a la música pop.
Lo emitían todos los viernes de cinco a siete de la tarde.
Hannah, a punto de cumplir los 16, no se perdía ni uno, estaba atenta a la recomendación semanal y procuraba comprar el disco en cuanto le era posible.
Tenía un tocadiscos que sus padres le habían regalado el año anterior, al terminar el curso, como recompensa a sus buenas notas. Hasta entonces debía compartir con su hermano uno viejo, lo que era fuente de continuas broncas.
Tenían gustos distintos. A Hannah le gustaban François Hardy ─cuyo modo de vestir imitaba─ y Sylvie Vartan, los Beach Boys y los Beatles, y la música yeyé que tanto promocionaba el programa; Bill era fan de Les Chaussettes Noires, Johnny Hallyday y Vince Taylor, sobre todo de este último.
El tocadiscos de Hannah era uno de los últimos modelos, un Teppaz estéreo ─desde 1958 los discos podían grabarse y reproducirse por estereofonía─ y tenía también radio.
Era, sin duda, el que Hannah deseaba. Bill también hubiera estado encantado de poseer otro igual, pero se apañaba con el viejo portátil. Su gran ambición seguía siendo una motocicleta.
via París 22 de junio de 1963: el concierto yeyé que acabo como el rosario de la aurora — A MI MANERA
Muchas gracias por rebloguear.
Es un placer. Saludos y buen fin de semana
Buen domingo, y mejor aún la semana la que viene.